Otro año más vamos de peregrinación a Cortes de la Frontera, más concretamente a Sierra Blanquilla, dentro del Parque Natural de Grazalema. La idea es seguir subiendo sus cerros, ya nos van quedando solo esos a los que “casi” nadie va. Son once años yendo a Cortes de la Frontera de ruta y siempre hemos salido desde el mismo pueblo, pero en esta ocasión hubo un lumbreras que se le ocurrió salir del instituto del pueblo. Dejémoslo ahí.
A las 10 horas con los especialistas en rutas rompe piernas Isabel y Julio acompañados del Maestro Palma, todo un artista, sí señor. Nos dirigimos por la clásica subida a la sierra dirección norte y en unos 300 metros cogemos al oeste por donde mismo subimos hace dos años a los Cerros del Espino pero esta vez vamos a subir haciendo la cresta de norte a sur. A las 13.15 horas iniciamos la subida a nuestro primer destino, por una preciosa crestería que en media hora nos lleva a los 1348 metros que tiene el punto más alto de estos cerros del Espino. Aquí empezó la niebla a tontear, eso sí, pudimos disfrutar de las bonitas vistas que nos ofrece este cerro las cuales no me voy a poner a describir ahora. Bajamos a una dolina donde buscamos por todos lados un pilón, el cual no dimos con él. Son las dos y media de la tarde, toca comer. Vamos dirección oeste “toparriba”, aquí se acabaron las tonterías, ni caminos, ni senderos, pura montaña. En 20 minutos nos encaramamos en el cerro de la Cuca 1316 metros, el día estaba cerrado por completo pero seguíamos teniendo buenas vistas, abajo al sur veíamos el cerro de las labores con su imponente cresta, la cual ya tenemos en la agenda. Seguimos por un mar kárstico, no podías perder de vista donde pisabas, con un fácil trepeo subimos al Cancho del Toro 1321 metros, son las 15.40 minutos. Toca bajar otra vez para buscar otro de esos cerros “desconocidos” para la gran mayoría, la bajadita se las traía, afilados cuchillos en las piedras calizas te amenazaban cada paso que dabas. Y para acabar otra trepadita, estamos en el cuarto cerro del día, el de las Cañadillas, 1310 metros. El cielo se cerraba más y más, nos quedaba una bajadita cojonera y contra todo pronóstico empezó a llover, la tan deseada lluvia esta vez se convirtió en nuestro peor aliado, las piedras se mojaron y tuvimos que reducir a marcha lenta la bajada si no nos la queríamos pegar. Entra la lluvia y el amigo Palma que se nos “esfumó” de la vista, nos dieron la bajadita. Ya abajo seguimos dirección oeste pasando por varias y encantadoras dolinas hasta que salimos al sendero que te lleva a la sierra de los Pinos, escampó, las nubes bajaron y nos envolvieron en una espesa niebla que junto a los rayos del sol formaron un mágico entorno. 5.30 de la tarde, abandonamos el sendero y dirección sur nos vamos a buscar los Llanos de las Labores y desde aquí cambiamos el rumbo al este donde ya se veía en lontananza el pueblo. Un arco iris nos recibe cuando entramos en el espectacular cañón que te lleva a la parte alta del pueblo, ¡¡¡¡¡¡ que echamos de menos no tener el coche en el mismo pueblo!!!!.
A las 19.30 horas llegamos al coche con una espectacular ruta a cuestas no apta para todos los públicos.
Han sido 14 kms. y 920 metros de desnivel de subida, volveremos a seguir conquistando esos cerros “desconocidos”.
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