Vamos de estreno a la sierra de las Villas, ya fuimos en su día a las de Cazorla y Segura. Hicimos noche en el área recreativa Gil Cobo, allá donde Cristo pegó la última voz. La noche la hicimos en la furgoneta, estuvimos más solos que la una, quien puñetas iba a estar allí con el frío que hacía, excepto nosotros, claro.
A las 9.30 horas salimos desde la Traviesa, a un km. de donde “dormimos”, con la compañía de Juanmi, Zemi y Juanma que estaban parando en Cazorla. Con un cielo amenazante empezamos la andadura por un verde y enfanguizado valle donde pronto nos metemos en un espeso pinar. Comienza la subida por un difuso sendero, este se convertiría en un pedregal, muy húmedo, ya que días atrás llovió por la zona (si no, que nos lo digan a los que dormimos en el área recreativa). Una hora después de empezar dijo el cielo “aquí estoy yo” y empezó a llover, mala pinta tenía el día. Nosotros seguimos ascendiendo, hacia nuestro primer destino, allí hay un refugio así que la idea era continuar mínimo hasta allí. Entre zonas kársticas y dolinas vamos avanzando por unos idílicos rincones y algún que otro torcal, estamos en la Majada de la Hiedra. Una vez en la base de la cima deja de llover, para llegar a ella tenemos que subir por un montículo rocoso, que por suerte no resbalaba. Son las 11.50 horas, estamos en la cima de la Morra de los Cerezos a 1668 metros donde un estaba el refugio, éste se encuentra en un estado, pasable. Impresionantes vistas aunque el tiempo no nos dejo de disfrutar de ellas. Seguimos nuestro itinerario dirección sur, para coger la cordal que nos llevará a nuestro destino estrella de la ruta, Peña Corva. Iniciamos la bajada metidos en un karst, eso sí vamos por un senderito. Antes de llegar a la Nava de Domingo el Viejo nos paramos en un mirador natural donde al este tenemos las impresionantes vistas sobre la sierra de Cazorla y abajo Coto Ríos, al sureste tenemos un impresionante tajo que no se podía resistir la tentación de subirlo, es el cerro de la Nava de Domingo Viejo (1554 m.), te quita el hipo el asomarte al tajo, son las 13 horas, para haber tenido encima la lluvia, vamos muy bien de tiempo. En la bajada pasamos por la bonita nava del mismo nombre del cerro. Toca otra subida, el curioso nombre que tiene el siguiente cerro, la Piedra de los Desesperados (1583 m.). El tiempo parecía empezar a cambiar, ya se veía algún que otro clareo. A las 13.30 horas en una oquedad que encontramos en la bajada nos paramos a comer. Casi 40 minutos después seguimos a la tarea, bajamos y subimos a las Cumbrecillas (1506 m.) y otra vez que descendemos, pasamos por un encantador torcal donde podías dejar volar la imaginación viendo las calizas que allí se acumulaban, ya teníamos al alcance de la mano a la niña bonita del día, a las 15 horas estábamos en la base de nuestro “ final feliz “, hubo quien pensó que llegaríamos mucho más tarde ( a esta persona hay que entenderla, ya nos conoce muy bien, de hecho es quien más cimas ha hecho con nosotros ), pero esta vez, erró, llevo estudiando esta ruta más de dos años y la tenía “medio controlada”. Y llegamos a nuestro destino, nos queda el “subidón final”, Zemi y Juanma se adelantaron, para ya llevar casi siete horas de ruta, esta empinadísima subida se las traía. Conforme subía se me hacía más y más bonita, preciosa imagen la que se reflejaba en cada paso que subía. Hubo un momento en que creía que se me reventaba un pulmón, pero me daba igual, disfrutaba más que sufría. A las 15.20 horas estaba en una de las cimas más bonitas que hemos hecho, y ya llevamos más de 560 a las espaldas, tanto por la subida, por la bajada, por las vistas y por entorno. Una pasada !!!!!!!, de buenas ganas me hubiera quedado allí un rato, pero no era plan, aparte de que no íbamos solos, tampoco conocíamos la vuelta, sabía que iba a ser fácil, pero ya tenemos experiencia en las “ fáciles “. La bajada la hicimos por la cara sur, cómoda, bonita, bucólica, impresionantes rincones calizos los que había. Nos vamos, son las 15.50 horas, cambia el decorado de la ruta, comenzamos la bajada por una llanura hasta que damos por una pista que nos mete en el Camino de la Cañada del Avellano, una hermosura todo lo que vamos dejando atrás, vemos varios cortijos derruidos. Pasamos por el cortijo de la Berraza, encinas, quejigos, pinos, torcales y grandes dolinas embellecen todo el entorno. Curioso, con lo poquito que ha llovido y encontramos un nacimiento de agua en la tierra. A las 17.30 llegamos al enlace por donde subimos, ahora toca desandar lo que hicimos esta mañana. A las 18.10 horas estamos de nuevo en el punto de partida. Hermosa, bonita, espectacular esta ruta que hemos tenido el privilegio de hacer en un entorno poco conocido y ojala siga así por muchos años.
Ha merecido la pena este palizón sobre todo de carretera ya que la ruta de ayer fue un paseo. Han sido 16 kms y 850 metros de desnivel de subida. Sigo sin entender como hay gente de montaña que no se molesten en descubrir sitios nuevos, qué pena, no saben lo que se pierden. Una vez acabada la ruta nos quedan cuatro horas de carretera pero da igual sabiendo lo que has vivido y pensando en volver algún día.
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