DEDICATORIA

Quisiera hacer mención a aquellas personas de las que son parte de este blog, de las que tanto he aprendido en el mundo de la montaña…

A mi AMIGO “Manue” que fue el que me dio el primer empujoncito haciéndome mapas y croquis en hojas de papel (aun yo no tenía internet) todos las semanas le pedía consejo de dónde ir, así durante años y a día de hoy aún le sigo consultando, qué difícil es escucharle decir “ahí no he subido".

A Antonio Muñoz del cual aprendí, digamos que casi todo, fue quien me enseñó la sierra de las Nieves, a conocer sus rincones, a conocer los nombres de las montañas y con quien me estrené en Sierra Nevada.

A Valeriano, nunca he conocido a nadie como ÉL, cómo saber moverse sin mapa, sin GPS, no le hace falta ningún sendero y llega a una cima en línea recta, a día de hoy las rutas de ir como cabras le llamo “ruta de Valeriano”.

Y como no, me falta Javier, el Mariscal de las Montañas , el saber Estar , la paciencia , sabe leer un track como nadie , y el que a base de cabezonería logró convencerme de comprarme un GPS , y ponerme al día con su funcionamiento y al que sigo dando la tabarra una y otra vez.

También agradecer a Rafael Flores su interés cada vez que le pido un track o le hago alguna pregunta, siempre me ha respondido, con la curiosidad de que no nos conocemos personalmente aunque hace ya unos 7 años nos presentaron el Pilar de Tolox y como no a mi último colaborador en proporcionarme nuevas rutas, Juan I. Amador, rey del Jurásico

Y acabar, como no, con mi inseparable compañera Inma con la que llevo hechas a día de hoy 502 cimas distintas de 17 provincias diferentes y una de Francia. Y LAS QUE NOS QUEDAN, seguramente sin ella no habría hecho ni la mitad de la montaña que llevo, imposible encontrar a acompañante mejor.

Y lo mejor de todo que me ha dado la MONTAÑA es haber conocido a tan buena gente del Grupo de Montaña de Estepona , de La Bota Viajera de Málaga, del Grupo los 13 de San Roque y del Comando Preston.

lunes, 6 de diciembre de 2021

2021 - HOYO DEL QUEJIGO Y PUNTAL DE LA RAYA

Vamos al Parque Natural de la sierra de Grazalema y más concretamente a la sierra de Líbar, con Ana y Manuel, grandes conocedores de la zona con la  intención de subir a uno de esos cerros desconocidos para muchos, el Hoyo del Quejigo, metido entre el Puntal de la Raya, Salamadre y Sierra de los Pinos.

A las 9.30horas partimos desde el refugio Líbar, con una mañana algo fresquita empezamos la caminata por los Llanos de Líbar para dirigirnos primeramente a la Casa Refugio de Barea tenemos casi 8 kms. por delante de “fácil” camino, antes de llegar pasamos por los pozos de Barea y a  las 12 .10 llegamos, donde paramos para tomar algo, la casa por dentro está en perfecto estado, muy bien cuidada, un botiquín, limpio y completo de todo. La verdad se podía pernoctar.

Media horita que estuvimos aquí la mar de a gusto. Llega el momento de ponerse serio, desde aquí comenzamos la ascensión a nuestro destino, se intuía que no iba a ser nada fácil, una gran cantidad de matorral y grandes moles de piedras nos obstaculizaban cada paso, unas veces a la derecha otras a la izquierda, subías y bajabas y volvías a subir, así estuvimos los 40 minutos que tardamos en subir, cuando salimos del cataclismo, no nos lo creímos. 1252 metros tiene este Hoyo del Quejigo y en su cima un gran majano que resulta que fue nuestro amigo Julio en compañía de con los que con El subieron los que lo construyeron. Las vistas son simplemente ESPECTACULARES. Al norte las sierras del Caillo, Endrinal y del Pinar, al sureste el peñón de Líbar, sierra Blanquilla, del Palo y Juan Diego y al oeste la sierra de la Silla. Una vez conseguido el objetivo tomamos la decisión de subir al Puntal de la Raya (1258 m.) que ya todos habíamos hecho antes, en media hora coronamos la cima donde vimos una cruz tallada en piedra, muy curiosa por cierto. Aquí paramos comer disfrutando de la belleza que teníamos ante nosotros. Después de la comida vino el momento más espectacular del día, la crestería del Puntal de la Raya. Un kilómetro de  diversión, tensión y machaque para las piernas, sin duda alguna una pequeña odisea la cual nos llevó una hora, fue una auténtica sorpresa esa cresta la cual nos agrandó la ruta. Toca la bajada, vaya bajadita que nos esperaba. Independientemente del gran desnivel lo peor eran  las piedras sueltas eso sí aquí no había matorral que te estorbara. Llegamos a tierra firme a las 5 de la tarde, nos hubiera gustado subir a la Salamadre pero solo nos quedaban una hora y cuarto de luz, unos 9 kms. para llegar al coche. Fuimos al grano y volvimos a los pozos de Barea y de aquí volvimos de forma lineal (cosa que no es de nuestro agrado) al coche. A las 7 y 25 horas llegamos al final del camino,  no hizo falta encender los frontales ya que con la luna casi llena nos sirvió su luz.

Han sido 20 kms. de ruta, 15 de ellas bastante cómoda pero los otros 5 kms. han sido de una dificultad muy dura  y exigente.


































 

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