Sierra de las Cabras, nueve años después volvemos pero esta vez subiremos por su cara oeste, por el puerto de la Boca del Asno.
Dejamos el coche en el cortijo los Migueles, a pie de la carretera que une Antequera con Villanueva de la Concepción. Son las 10.15 horas con un frío que pela, a 5 grados y un fuerte viento empezamos andando por el camino Real de Carlos III, ante nosotros ya tenemos uno de los imponentes tajos que forman esta sierra, detrás tenemos el Puntal de Levante (sierra Pelada) al que subimos hace pocos meses. Con algo más de un kilometro andado dejamos el camino para campo a través empezar a buscar como mejor podemos el collado de Lastonares, pasamos por un par de alambradas, eso sí tenían ambas sus portillas . En una hora estamos en el collado, ante nosotros tenemos el Torcal y Sierra Pelada y de frente nuestro primer destino, Las Cabras, en 20 minutos estamos en la base de esta mole caliza la cual la subimos por donde mejor pudimos. A las 12.30 horas estábamos en los 1284 metros que tiene este punto más alto de la sierra, el viento seguía apretando y en un rinconcito quitados del aire aprovechamos para comer algo ante la magnitud visual que teníamos ante nosotros. Al este la majestosa e inigualable sierra de Camarolos, al oeste el Torcal y sierra Pelada y bajo nosotros dirección sur el puerto de las Pedrizas y dirección norte la encantadora dolina de tajo Prieto, sin lugar a dudas uno de los parajes más bonitos de esta sierra. El tiempo empezaba a enturbiase y los nubarrones los teníamos muy cerquita. Una vez abajo volvimos al collado de Lastonares para subir al cerro de la Yedra ( 1264 m.) donde primero tuvimos que pasar una valla, campo a través, llegamos a una de la más bonitas cimas que te puedas encontrar, Eolo seguía “cabreado” arreciando de lo lindo, el cielo se cerró de nubarrones. Aquí resguardados del viento comimos. A las 14.40 horas comenzamos la bajada y vamos en busca la casa del gnomo, no teníamos ni idea de lo que era, ni tampoco quise investigar, preferimos llevarnos la sorpresa. En una cómoda bajada llegamos a un lugar de esos que te gustaría quedarte disfrutando de El un buen rato pero no era el momento adecuado ni el día. Llegamos a un conjunto de cinco pilas, son las Pilas de Lastonares donde en una punta hay una pequeña caseta cerrada donde hay un pozo y enfrente a unos 200 metros tenemos la piedra Poyato, también conocida por la casa del Gnomo, por la abertura que hay en ella es como una puerta, inconfundible, por ser la única que está recubierta por una hiedra. Nos acercamos hasta la “puerta” y nos llevamos la sorpresa de ver la figura de un duende o enano dentro. Una bonita ocurrencia tuvo el que colocó allí esta figura. Son las 15.45 horas y nos queda buena vuelta que no conocemos ni sabemos que nos vamos a encontrar, Seguimos bajando, el terreno se estrecha formando un cañón, el cielo parecía que iba a reventar pero tan solo se escaparon unas cuantas gotas. Tras media hora encajonados salimos a campo abierto hasta que llegamos a una balsa de agua contra incendios y un helipuerto, el cortijo en ruinas de Alhajuela y sus cinco Pilas donde manaba una gran cantidad de agua. Después de disfrutar del entorno seguimos nuestra marcha, sobre una pista la que nos hizo creer que sería así hasta el coche, pero no, solo 300 metros la andamos y la tuvimos que abandonar para pasar por otra alambrada con portilla, en subida y con más incertidumbre que en todo el día continuamos la subida, estamos a poco más de un kilometro del coche. Pasamos por otra valla, estaba tirada y llegamos a otra alambrada también con la portilla y nos encontramos con un campo arado, estamos a unos 400 metros, como no se veía a nadie por el entorno lo cruzamos aligerando el paso, eso sí, cuesta arriba hasta que vimos el cortijo desde donde salimos por la mañana, sabíamos que nos quedaba otra valla, menos mal, estaba abierta !!!!!!.
Ruta de 12 kms. y 800 metros de desnivel de subida, muy muy disfrutona
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