DEDICATORIA

Quisiera hacer mención a aquellas personas de las que son parte de este blog, de las que tanto he aprendido en el mundo de la montaña…

A mi AMIGO “Manue” que fue el que me dio el primer empujoncito haciéndome mapas y croquis en hojas de papel (aun yo no tenía internet) todos las semanas le pedía consejo de dónde ir, así durante años y a día de hoy aún le sigo consultando, qué difícil es escucharle decir “ahí no he subido".

A Antonio Muñoz del cual aprendí, digamos que casi todo, fue quien me enseñó la sierra de las Nieves, a conocer sus rincones, a conocer los nombres de las montañas y con quien me estrené en Sierra Nevada.

A Valeriano, nunca he conocido a nadie como ÉL, cómo saber moverse sin mapa, sin GPS, no le hace falta ningún sendero y llega a una cima en línea recta, a día de hoy las rutas de ir como cabras le llamo “ruta de Valeriano”.

Y como no, me falta Javier, el Mariscal de las Montañas , el saber Estar , la paciencia , sabe leer un track como nadie , y el que a base de cabezonería logró convencerme de comprarme un GPS , y ponerme al día con su funcionamiento y al que sigo dando la tabarra una y otra vez.

También agradecer a Rafael Flores su interés cada vez que le pido un track o le hago alguna pregunta, siempre me ha respondido, con la curiosidad de que no nos conocemos personalmente aunque hace ya unos 7 años nos presentaron el Pilar de Tolox y como no a mi último colaborador en proporcionarme nuevas rutas, Juan I. Amador, rey del Jurásico

Y acabar, como no, con mi inseparable compañera Inma con la que llevo hechas a día de hoy 502 cimas distintas de 17 provincias diferentes y una de Francia. Y LAS QUE NOS QUEDAN, seguramente sin ella no habría hecho ni la mitad de la montaña que llevo, imposible encontrar a acompañante mejor.

Y lo mejor de todo que me ha dado la MONTAÑA es haber conocido a tan buena gente del Grupo de Montaña de Estepona , de La Bota Viajera de Málaga, del Grupo los 13 de San Roque y del Comando Preston.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

2017 - SANCRISTOBAL Y TORREÓN, SIERRA DE LAS CUMBRES Y DEL PINAR



Y a la tercera fue la vencida, después de dos intentos fallidos en cinco años, conseguimos hacer  la crestería del San Cristóbal al Torreón pero vamos a ver lo ocurrido durante la ruta.
Nos vamos a Grazalema a hacer la ruta más difícil de esta zona y no por la ruta sino porque te den el permiso, son de esas rutas que ponen los dientes largos, eso sí a todo los que le gusten andar como cabras por las montañas.
A las 9 y algo nos juntamos en el parking de donde sale la ruta del pinsapar de Grazalema Carmen, Eliseo, Ana, Paloma, Zemi, Irene, Paco, Lola, María,  J.Carlos, Inma, Julio, Isabel ( comandante del grupo ) y el que escribe (Miguel). Con un cielo cubierto empezamos la subida por el sendero que nos lleva al puerto de las Cumbres, en la subida tuvimos que ir dando paso a los de la travesia de resistencia  que bajaban al parking en busca de avituallamiento eran caso 300 así que tuvimos más de una paradita, en el puerto el cielo seguía cubierto y paramos para hacer la primera foto del grupo,  ya veíamos la bonita silueta piramidal del San Cristobal que sería nuestro primer destino,  las nubes lo tapaban una y otra vez. Continuamos por el sendero que nos lleva al pinsapar hasta que una vez en la base del San Cristobal empezamos la subida por un pateo medio marcado y muy pendiente, ya en el collado llega el pikislabis antes de la subida, J.Carlos y Lola que ya venía tocada se quedan ya que en su día lo subieron y aprovechamos para dejar las mochilas y llega uno de los momentos cumbres del día… Julio deja su mochila, SOLA, fue un acontecimiento dejarla allí viendo el personal que iba en la ruta. El cielo seguía cubierto, trepando, gateando, y como pudimos llegamos a la cima con las sorpresa que en plis plas las nubes dejaron paso a unas espectaculares vistas, no voy a contar todo lo que veíamos porque no acabaría nunca, ya que el día se quedo tan limpio que se veían los camellos del Sahara. Teníamos ante nosotros lo que nos quedaba, subidas, bajadas, subidas y mas bajadas hasta el Torreón, una vez abajo la mochila de Julio por arte de magia aparece en otro sitio. Y empezamos la subida hacia la cresta y una vez allí empieza la diversión, un lujazo para todo el que le guste andar como cabras, teníamos el pinsapar a nuestros pies dirección norte, avanzábamos sorteando  grandes moles de piedras,  en ocasiones saltábamos de una a otra, era todo una gozada, de vez en cuando había que parar para ir buscando por donde seguir la avanzadilla siempre con nuestra jefa Isabel al frente, las fotos iban y venían de un lado y de otro, no era para menos  el lugar lo merecía, encontramos lo que tanto Isabel buscaba, un dolmen, es decir tres piedras en forma de mesa a la que María no se resistió en subir
El cielo se vuelve a cubrir, toca la hora de la comida donde nuestro amigo Julio nos da una lección de lo que es una plantilla para las botas, mientras daba sus explicaciones hubo quien se entretuvo en manipular su mochila dejándole suvenires (véase  el video hecho por Zemi).
Continuamos la marcha de subes y bajas, eso sí disfrutando de lo lindo. Llegamos a la última bajada antes de coronar el techo de la provincia de Cádiz, unos por un lado y otros por otro llegamos a la cresta que saltando de piedra en piedra nos llevaría al punto más alto del Torreón ( 1648 m.), aquí no solo paramos, sino disfrutamos a lo grande no solo por estar aquí sino de toda la aventura que habíamos pasado para llegar, después de unas 300 fotos en todos los rincones y de distintas posturas ya a las cinco de la tarde nos bajamos hasta llegar a los coches.
Lo celebramos en una venta donde estuvimos hasta cerca de las 10 de la noche.

Inolvidable ruta, inolvidable día, inolvidable tiempo que nos hizo, pero lo más inolvidable fue la compañía y lo a gusto que estuvimos en todo momento y disculparnos tanto Inma como Yo ante Julio por los atentados que sufrió su mochila ( es que es inevitable ) y para acabar quitarnos el sombrero ante nuestra jefa por la forma tan magnífica de llevar la ruta.
Ruta de 9560  m. con un desnivel se subida de 877 m, y de bajada de 1045 m.
Esta descripción elude a María ya que es imposible analizar por donde subía y bajaba,












































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